viernes, 11 de octubre de 2024

"NO HAY LATIDO" EL DUELO QUE NO SE QUIERE VER

 

 La pérdida de un embarazo deseado es una de las experiencias más devastadoras que una pareja puede enfrentar y a pesar de ello, es un dolor que sigue siendo invisibilizado.

 Cuando se escucha las palabras “no hay latido”, el mundo se detiene. En ese instante, lo que sigue es un torbellino de emociones: tristeza, culpa, rabia, impotencia, frustración y, en muchas ocasiones, una profunda soledad. Aunque la magnitud del dolor es inmensa, tanto la sociedad como el sistema de salud suelen fallar en brindar el apoyo emocional adecuado para procesar esta pérdida.

 A esto se suma escuchar frases como: “La próxima vez puedes cuidarte mejor, para que no pase de nuevo”, “Tienes otros hijos", "Todo pasa por algo", "Ya vendrán más", “Mejor ahora que más adelante”, entre otras, que lejos de ayudar, minimizan y agregan carga emocional para quienes están viviendo esa situación que ya de por sí, es profundamente desgarradora. Estas frases reflejan una falta de comprensión y empatía que no es sino, el intento de evitar hablar del tema de la muerte, que sigue siendo tabú. Porque el duelo duele, incomoda, molesta (a los otros) y esa incomodidad muchas veces lleva al silencio, dejando a las parejas sumidas en soledad.

 Es importante entender que la pérdida gestacional, ya sea en las primeras semanas o en etapas más avanzadas, no es algo que se supere rápidamente. Comparar el dolor de una madre que perdió un hijo recién nacido, con el de otra que perdió un embarazo de seis semanas o siete meses, es insensible y equivocado. No se trata de medir el dolor, sino de comprender que cada persona tiene su propio proceso. Si no se tiene nada útil que decir, el silencio y la compañía sincera suelen ser el mejor consuelo. Frases genuinas, cuidados post- pérdida, mensajes y llamadas son mucho más significativos que las respuestas apresuradas “para consolar”.

 El sistema de salud también contribuye a esta desconexión emocional. Los médicos, obstetras y el personal sanitario a menudo se enfocan en lo clínico, mencionando estadísticas y datos que, en ese momento, no significan nada, Además, la falta de protocolos hace que las mujeres que han perdido un embarazo compartan sala con otras mujeres que tienen a sus hijos en brazos, lo que incrementa la sensación de vacío, pues no se trata solo de un embarazo, sino de sueños, ilusiones y expectativas que se desvanecieron con él.

 Por otro lado, se sabe que no solo afecta a las madres, los padres también sufren, aunque muchas veces se les ignore. La falta de apoyo emocional y comprensión puede llevar a una fractura en la relación, lo que a menudo deriva en la separación de la pareja. (Sin embargo, también hay parejas que logran fortalecerse mutuamente, encontrando en el otro el apoyo necesario para sobrellevar la pérdida y sanar juntos).

 Entonces, ¿cómo podemos acompañar a quienes atraviesan este proceso? Lo más importante es ofrecer empatía sincera. Escuchar sin juzgar ni apresurar el proceso de duelo, y evitar las frases “cliché”. Validar lo que sienten y acompañarlos en su dolor.

 En algunos casos, puede ser necesario buscar ayuda psicológica. Recordando que cada uno vive el duelo de forma distinta, y no existe una manera "correcta" de atravesarlo.

 
Necesitamos romper los tabúes y ofrecer un espacio seguro para que las personas puedan hablar de sus pérdidas sin ser juzgadas ni apresuradas a "superarlas". Porque el dolor, aunque muchas veces invisible, es real y merece ser reconocido y respetado.


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