lunes, 14 de octubre de 2024

ENTRE JUICIOS Y EXPECTATIVAS

 ¿Cuándo vas a tener pareja? ¿Cuándo te pide la mano? ¿Cuándo se casan? 
¿Y los hijos, para cuándo? Ahora que ya tuviste un hijo, "debes" recuperar tu peso rápido.
¿y el hermanito para cuándo? ¿otro hijo más?
¿Vas a dejar de trabajar? ¿Te vas a trabajar? Pero tus hijos están muy pequeños, te necesitan. Tus hijos ya están grandes, ya no te necesitan.
¿Te vas a divorciar? ¿Qué dirá la gente? ¿Sigues en ese matrimonio? mejor sería que te separes 
¿Por qué no tienes pareja? Se te está pasando el tren. ¿Quién te va a cuidar cuando seas mayor?
Todo es tu trabajo, Dedica tiempo para ti. ¿cómo puedes pensar solo en ti?
Todo lo ves gimnasio.  ¿Por qué no haces ejercicio? Has subido de peso; has bajado de peso.
¡Quien, como tú, comes y no engordas! ¿Para qué te cuidas tanto?
¿Otro curso? ¿más estudios? ¿Para qué? ¿Por qué no estudias algo? ¿A tu edad?
Pon un negocio, hay muchos negocios iguales… 

No lo tomes a mal..."ES SOLO MI HUMILDE OPINIÓN".

 ¿Cuántas veces hemos escuchado estas frases? ¿Cuántas veces nos sentimos bombardeados con expectativas, juicios y preguntas que dejan huellas?
Desde pequeños, muchas veces es como si camináramos sobre una cuerda floja, entre ser o no ser, hacer o no hacer, decir o no decir, para no decepcionar a quienes nos rodean. y es sorprendente que estos cuestionamientos vengan de nuestra familia, de nuestros seres queridos, o de personas que ni siquiera nos conocen bien. 
Quizás ellos no lo hacen por maldad, sino porque proyectan sus propias carencias, sus deseos no cumplidos. Sus temores.
 
La sociedad nos ha impuesto un guion rígido: tener pareja, casarse, tener hijos, mantener un cierto aspecto físico, trabajar, cumplir con roles preestablecidos, etc. Y cuando no seguimos ese guion al pie de la letra, nos hacen sentir que estamos fallando, que no encajamos, que somos "menos".

Pero ¿realmente queremos vivir una vida escrita por otros?
La psicología nos enseña que nadie escapa a las críticas, sin embargo, vivir bajo la presión de cumplir con las expectativas ajenas nos aleja de la verdadera felicidad. 
La paz interior y la satisfacción profunda vienen cuando vivimos de acuerdo con nuestras propias metas y valores. Si pasamos la vida tratando de cumplir con lo que otros esperan, nos olvidamos de lo que realmente queremos.

 ¿Y cómo manejamos esos “humildes comentarios” que parecen no tener fin?  

Siendo resilientes y emocionalmente inteligentes. Pero… ¿de qué se trata esto?

-Se trata de aprender a reconocer nuestras emociones y responder ante las críticas de manera que no nos destruya, si no que nos empodere.
-De conocernos y reconocernos, preguntándonos que es lo que realmente queremos, que nos hace sentir plenos.
-Aprendiendo a decir que NO, ya que a veces decir “no” es un acto de amor propio y por ello es importante establecer límites saludables con los demás.
-Darle una definición propia al éxito. Para mí el éxito puede ser viajar por el mundo o vivir en el campo, mientras que para otros podría ser, tener dinero o destacar profesionalmente. Porque la vida no es una lista prediseñada de logros.
-Recordar que las críticas hablan más de los demás que de nosotros, los comentarios negativos tienen que ver más con las inseguridades y frustraciones de quienes lo dicen.
-Elegir bien a las personas que forman nuestro círculo cercano; personas que nos quieren por quienes somos, que respetan nuestras decisiones.

 Lo más importante es:  Aceptar que no podemos complacer a todos, todo el tiempo, pero podemos vivir una vida que nos haga sentir paz. 

Las voces de los demás no se apagarán del todo, así que aprendamos a bajarles el volumen y aumentar el volumen de nuestra voz interior.



viernes, 11 de octubre de 2024

"NO HAY LATIDO" EL DUELO QUE NO SE QUIERE VER

 

 La pérdida de un embarazo deseado es una de las experiencias más devastadoras que una pareja puede enfrentar y a pesar de ello, es un dolor que sigue siendo invisibilizado.

 Cuando se escucha las palabras “no hay latido”, el mundo se detiene. En ese instante, lo que sigue es un torbellino de emociones: tristeza, culpa, rabia, impotencia, frustración y, en muchas ocasiones, una profunda soledad. Aunque la magnitud del dolor es inmensa, tanto la sociedad como el sistema de salud suelen fallar en brindar el apoyo emocional adecuado para procesar esta pérdida.

 A esto se suma escuchar frases como: “La próxima vez puedes cuidarte mejor, para que no pase de nuevo”, “Tienes otros hijos", "Todo pasa por algo", "Ya vendrán más", “Mejor ahora que más adelante”, entre otras, que lejos de ayudar, minimizan y agregan carga emocional para quienes están viviendo esa situación que ya de por sí, es profundamente desgarradora. Estas frases reflejan una falta de comprensión y empatía que no es sino, el intento de evitar hablar del tema de la muerte, que sigue siendo tabú. Porque el duelo duele, incomoda, molesta (a los otros) y esa incomodidad muchas veces lleva al silencio, dejando a las parejas sumidas en soledad.

 Es importante entender que la pérdida gestacional, ya sea en las primeras semanas o en etapas más avanzadas, no es algo que se supere rápidamente. Comparar el dolor de una madre que perdió un hijo recién nacido, con el de otra que perdió un embarazo de seis semanas o siete meses, es insensible y equivocado. No se trata de medir el dolor, sino de comprender que cada persona tiene su propio proceso. Si no se tiene nada útil que decir, el silencio y la compañía sincera suelen ser el mejor consuelo. Frases genuinas, cuidados post- pérdida, mensajes y llamadas son mucho más significativos que las respuestas apresuradas “para consolar”.

 El sistema de salud también contribuye a esta desconexión emocional. Los médicos, obstetras y el personal sanitario a menudo se enfocan en lo clínico, mencionando estadísticas y datos que, en ese momento, no significan nada, Además, la falta de protocolos hace que las mujeres que han perdido un embarazo compartan sala con otras mujeres que tienen a sus hijos en brazos, lo que incrementa la sensación de vacío, pues no se trata solo de un embarazo, sino de sueños, ilusiones y expectativas que se desvanecieron con él.

 Por otro lado, se sabe que no solo afecta a las madres, los padres también sufren, aunque muchas veces se les ignore. La falta de apoyo emocional y comprensión puede llevar a una fractura en la relación, lo que a menudo deriva en la separación de la pareja. (Sin embargo, también hay parejas que logran fortalecerse mutuamente, encontrando en el otro el apoyo necesario para sobrellevar la pérdida y sanar juntos).

 Entonces, ¿cómo podemos acompañar a quienes atraviesan este proceso? Lo más importante es ofrecer empatía sincera. Escuchar sin juzgar ni apresurar el proceso de duelo, y evitar las frases “cliché”. Validar lo que sienten y acompañarlos en su dolor.

 En algunos casos, puede ser necesario buscar ayuda psicológica. Recordando que cada uno vive el duelo de forma distinta, y no existe una manera "correcta" de atravesarlo.

 
Necesitamos romper los tabúes y ofrecer un espacio seguro para que las personas puedan hablar de sus pérdidas sin ser juzgadas ni apresuradas a "superarlas". Porque el dolor, aunque muchas veces invisible, es real y merece ser reconocido y respetado.


EL PERDÓN: UNA LLAVE PARA LA PAZ INTERIOR

“Pensé que era mi amiga, pero hablaba mal de mí y contaba cosas personales que le había confiado. Siento que me apuñaló por la espalda, no s...